miércoles, 9 de marzo de 2011

LA DUDA ENTRE EL ESPÍRITU Y EL FERRARI

Con profunda aflicción leo hoy en la prensa una noticia que Sor-prende a mi atribulada conciencia. Han asaltado el convento de clausura de Santa Lucía, ¡en la capital de la Pilarica! ¿Un convento de clausura? Síiiiirrrr. (Como diría el magistral chiquito).
Si fuera ladrón al último lugar al que se me ocurriría ir a dar el golpe sería a un convento de clausura, lo confieso. A lo mejor hay que ir cambiando esos prejuicios. Los truhanes al más puro estilo camorrista se llevan un millón y medio de euros en billetes de 500 que tenían las sores en bolsas de basura. Digo yo que serían unas buenas bolsas. Se está convirtiendo en una costumbre muy ibérica eso de guardar los billetes de 500 en bolsas de basura, se ve que así pueden circular de mano en mano con más facilidad. Dicho lo anterior, ¿Pero cómo van a existir en circulación billetes de 500 €?
El monasterio de la orden cisterciense, otrora famosa en el Medievo por la piadosa divulgación de textos sagrados y el voto de pobreza, era custodio de la "santa reliquia" hasta el momento del saqueo, es decir, del millón y medio de euros en billetes de 500 en sus preciosísimos relicarios de plástico negro. La sagrada reliquia dirige ahora sus benefactores efluvios hacia otras manos, no tan prístinas por cierto.
Pero el lamento y rechinar de dientes, ante la tan lamentable baja del relicario conventual, no queda ahí. Al denunciar la sustracción de las bolsas de basura, los esbirros de la hacienda estatal dirigen sus investigaciones hacia el origen de tan acaudalado patrimonio. Según las últimas noticias las sores confiesan entre lágrimas que entre las colectas de la misa de domingo, la del cepillo, los donativos por fiestas patronales y mediante las facendosas manos de las monjas se ha conseguido amasar tan suculento alfajor navideño. Los inspectores de hacienda continúan con sus indagaciones.
¿Y el voto de pobreza? La buena práctica de éste cristiano voto hubiera requerido de las entrañables monjitas, una mayor contribución a obras de caridad, a buen seguro que Cáritas parroquial lo hubiera agradecido. Y es que algunos presbíteros amasan unos patrimonios, que ya quisiera la duquesa de Alba. Y si no para el recuerdo quedan los del cura Castillejo, el famoso Marzinkus cordobés, presidente y alma mater de Cajasur y otros tantos ecónomos y tal y tal. De pobreza, lo que se dice pobreza, no se puede calificar a almacenar un millón y medio de euros guardados en el armario.
¿Y el voto de silencio? En la clausura es uno de los votos más apreciados y también uno de los más venerados entre la feligresía y también, por cierto cada vez más, entre los/as paganos/as. ¿No tiene voto de silencio el cardenal Rouco? ¡Vaya por Dios! Debe ser difícil no decir ni pío en todo un día, pero si alguien se empeña, ya se sabe. Pero en éste caso alguien se debe haber ido de la lengua rompiendo la sagrada obligación, y si no ¿cómo se han enterado los cacos de las bolsas de basura? Por infusión divina no creo. Aunque quién sabe, los designios del Altísimo ya se sabe, son insondables. Dios me lo dio, Dios me lo quitó, ejemplar pasaje bíblico y adagio asumido con sumisión por los pobres del país del toro. La Priora y Madre superiora ha emprendido una cruzada para desvelar tal entuerto.
Tener el dinero metido en un armario, sin vigilancia, salvo la de las oraciones, no resulta ser una buena medida de seguridad. Al menos una parte del millón y medio, bien podrían haber resultado invertidas en una buena caja fuerte, con sus claves digitales y demás. Al fin y al cabo, la orden es de clausura y todo lo que hay dentro debe tener la misma condición, incluido el dinero, que debe ser también de clausura.
Queridísimos y queridísimas, cerramos otra inigualable página de la vida monacal española, para mayor gloria del divino mensaje de entrega a los desfavorecidos.
¡Dios!, comprende que un convento no puede ser un banco y baja de tu incomparable trono para acordarte de tus hijos/as gimiendo y llorando en éste valle de lágrimas. Compadécete de tus hijas que dudan entre la fuerza de la vida espiritual y lo atractivo que resulta un ferrari y ¡ah! Abandona tu baja de una vez por todas.