domingo, 13 de febrero de 2011

DEJA ESPACIO PARA LO IMPORTANTE

El discípulo preguntó al maestro: - Maestro, ¿cómo sabe usted todas estas cosas? ¿Dónde las ha estudiado? El Maestro contestó: - En ninguna parte. Lo que sé y conozco nunca lo aprendí en libro alguno. El alumno expresó su desconcierto, ante lo que el maestro preguntó:- Dime una cosa. Cuando naciste ¿alguien te enseñó a respirar? El alumno negó con la cabeza. El maestro preguntó de nuevo: - ¿Alguna vez olvidaste como respirar? El discípulo volvió a negar con la cabeza. El maestro volvió a preguntar: - Al nacer ¿Te enseñaron a llorar? El discípulo negó en silencio con gestos de la cabeza. Al fin el maestro concluyó: - Entonces, al igual que tú sabías las respuestas a todo lo que yo te he preguntado, también yo conozco todas esas cosas que te explico. ¿Y sabes lo mejor de todo? El alumno negó de nuevo con la cabeza y el maestro volvió a hablarle: Tú también las conoces, aunque nunca te has preocupado de mirar en el lugar apropiado para desempolvarlas.