martes, 10 de agosto de 2010

QUERIDO ENEMIGO SR. SARAMAGO...


Jorge Luis Borges dijo en una ocasión: “Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos”. Por ello, hay que felicitar a la Iglesia por haber buscado en el maestro José Saramago a su particular enemigo. El 19 de junio pasado, aparecía ésta noticia en los diarios impresos y virtuales : “El diario vaticano L'Osservatore Romano* arremetió este sábado contra el escritor portugués José Saramago, fallecido este viernes, al que dedica un artículo en el que lo define como un "populista extremista" de ideología antirreligiosa y anclado en el marxismo.”
Para Saramago serían un cúmulo de halagos, pero el espíritu que los guía dista mucho de convertirlos en eso. Volviendo a la frase borgiana, a ver si “se les pega algo” que diría aquél. Sería de agradecer que la curia vaticana, al buscar en Saramago a un enemigo terminara pareciéndose a él. Así podríamos escuchar a los purpurados clamar en cada frase por los desfavorecidos, llamando permanentemente la atención por su situación de discriminación. Aunque, en ese caso improbable y teniendo el discurso tan ocupado con los desfavorecidos, a lo mejor los purpurados dejaban de lado las labores de concienciación sobre la intrínseca e inflamada maldad de ésta sociedad desacralizada y eso...¡sería una infamia!
Dentro de esas situaciones de discriminación, en la supuesta metamorfosis Obispal hacia Saramago, estarían sin duda la condena por las ataduras mentales impuestas a los desfavorecidos/as. Ataduras mentales como “…a tí suplicamos gimiendo y llorando en éste valle de lágrimas”...!Que aquí se viene a sufrir, oiga! Con la carga de conformismo que conlleva para soportar los latigazos de los poderosos y asumirlos con proverbial y cristiana paciencia. Clamarían los prebostes eclesiales por la libertad de las personas, sin intentar bajo ningún concepto imponer obligaciones a nadie bajo supuestas obligaciones morales que no comparten nada más que ellos. Lucharían con denuedo por la libertad de las mujeres, equiparando los oficios sacerdotal y monjil. Una monja podría dar misa como un cura, porque al fin y al cabo si todos los seres humanos tenemos boca, digo yo, que será para algo. Salvo que las monjas no sean seres humanos, claro está, pero en eso Saramago nunca tendría duda en que todas ellas, por lo menos a nivel laboral tienen los mismos derechos que los varones consagrados. Los jerarcas ya "saramagizados" dejarían de ver la homosexualidad como “una desviación…”, una "enfermedad que tiene cura con descarguitas eléctricas...", una sexualidad sin cabida en la iglesia...u otras aberraciones semejantes.
Los purpurados al parecerse a Saramago, serían creíbles, respetados, honestos, humildes, directos, llanos en lo que dicen y como lo dicen y además de todo creerían en lo que hacen y tendrían los dos pies bien aposentados sobre la tierra, aunque la levitación es una de las cualidades de todo/a Santo/a que se precie. Una vez y ya con los pies en la tierra podrían hablarnos y explicarnos a Dios sin recurrir a fábulas, metáforas, visiones, parábolas u otras figuras literarias que nos hagan pensar en un Dios a la manera de Gepetto el papá de Pinocho. Podrían explicar porqué los débiles han de soportar con resignación el valle de lágrimas, mientras otros/as caminan por el jardín del edén (ellos incluidos). Porque a menos que nadie me desmienta, al supremo hacedor nadie lo ha visto caminando entre nosotros regalando donativos y cambiando el orden de las cosas para que el mundo en su conjunto sea más justo (Saramago cantaba sin descanso por eso). Sin embargo las pedradas más duras caen siempre sobre los débiles y ¡oiga! están a la orden del día. “Para el pobre el cielo y p´al rico la tierra”. ¿Suena algo conocido?
¿Y porqué no reconocieron en vida de Saramago, sus grandes “virtudes”? ¿Han de verlo en una cajita de madera para hacerle tan justa dedicatoria? El clero tan elegante ¡como siempre! Tales muestras de cariño hacia un hijo de Dios que se dirige al cielo ¡como todos los pecadores/as! abruman a las pieles más sensibles. Debería Saramago obtener de los ministros de nuestro señor muestras de mayor cariño, ¡caramba! ¡Que se lo van a encontrar cuando asciendan en forma de querubines alados a la diestra del padre!
Por eso, tengan por enemigo a Saramago, ¡además con ahínco! tirándole darditos a su foto, apagándole las velitas, quitándole el dinero del cepillo, etc, etc…porque cada vez que creen que lo vilipendian, lo hacen más grande, más enorme, más eterno y además a lo mejor “algo se les pega”.
Dios Padre, ya va siendo hora de darle la jubilación a la curia y te pongas a trabajar de una vez !Ya te vale!

*El tabloide oficial de la Santa Sede, ¡vamos! como la COPE aquí en España.

martes, 3 de agosto de 2010

A LA DIESTRA DEL PADRE...


Cada día me pregunto por qué la diestra es la depositaria de los cariños del Padre eterno. ¡Siempre ha sido la preferida en su divina mente!, que diría con amargura la otra parte, es decir, la siniestra ó la izquierda según los gustos. La siniestra, o sea, la hermana pobre, el garbanzo “negro” (otro día nos hollaremos las neuronas con lo del color negro) del amado rebaño que bala por la placentera vida eterna. Hasta la palabra, siniestra, ha sido un término lingüístico peyorativo adoptado como muestra de lo extraño, lo raro, lo oscuro, lo malévolo ó diabólico. A nadie le gusta que nos llamen siniestros ¿ó no? La siniestra ó también la izquierda, ha cargado sobre sus hombros con la pesada carga de la perversión sin salvación posible mientras la diestra gozaba de los parabienes y loas de la cariñosa mano del Páter y sus legiones de angelicales corifeos. La diestra recostada sobre el pecho del Padre, blanca, resplandeciente, reluciente cuál dorada joya de la “London Tower” mientras la siniestra, expulsada del país de las maravillas, sobreviviendo en la oscuridad, en lo oculto, en lo que intrínsecamente provocaba miedo desde que saltábamos como macacos delante de los grandes predadores.
La diestra aparece en bastantes pasajes evangélicos, exaltada desde tiempos inmemoriales como la primera fila de platea en el gran teatro celestial con vistas al palco del Gran Jefe. La izquierda con suerte consigue entradas de paraíso (nunca he comprendido porqué las llaman así, si son las peores entradas del teatro, quién sabe). Recordemos que el buen ladrón (primer ejemplo de reinserción divina) estaba a la diestra del Cristo, el mal ladrón ¡cómo no!..¡a la izquierda! (Si observaras la entrañable escena por detrás todo cambia, claro). Los buenos cristianos ¿a dónde van?...a sentarse a la diestra del Padre ¿y los malos? A la izquierda, para no variar los planes celestiales. Y digo yo, ¿si se sientan todos a la diestra, no acabarán desequilibrando el cielo con el consiguiente riesgo de caída a los infiernos? Y si hay tanta gente a la diestra, ¿no se queda entonces el mismísimo Dios en el extremo izquierdo de la escena?
La ley del equilibrio alcanza hasta aquéllos celestiales lugares, por lo que si nada cae desde arriba (nadie ha visto aún muestras del menaje celestial) es que la siniestra equilibra a la diestra y por tanto el infierno equilibra al cielo. Luego…¡Oh milagro! ¡Nadie hay en más alta atalaya que el resto! Qué maravillas nos depara la física. En fin.
¿Hasta dónde llegaba ésta “noble” enseñanza? Pues hasta el extremo de impedir que los benditos niños y niñas que empezaban en la escuela usaran la siniestra extremidad para la escritura, llegando incluso ¡Pardiez! a la atadura del miembro para evitar el pecado. ¿Lo noble? Escribir y saludar con la derecha. ¿Lo rufianesco? Escribir con la izquierda. ¿Más?...Podemos encontrarlo en las sagradas escrituras. Del triunvirato que decora los frescos de las paredes vaticanas, Páter, Filius et Espirito Santo (No el del afamado banco, por supuesto), Cristo está sentado a la diestra del Páter...entonces ¿a quién le ha tocado la china? Me temo que al Espíritu Santo, pero como tiene esa divina propiedad del vuelo palomero, lo debe evitar revoloteando sobre las blancas crines del Páter. ¿A la izquierda? ¡los condenados/as!
De éstos beatos pensamientos procede el fraterno amor que puebla la palabra de los próceres eclesiales cuando se refieren a cualquier cosa que proceda del maldito lugar, es decir, de la izquierda. ¡Si es que son unos rojos! Mascullan con los labios prietos, tras profundas lecturas de la obra de San Agustín y el beato Balaguer.
Dios quédate de baja ahora que hace mucho calor…hasta para pensar…esa actividad que hace calentar tanto la cabeza. Por cierto ¿Contáis con divino aire acondicionado en los vergeles celestiales? ¿Cuantos decibelios tiene? ¿Es de clase A?