lunes, 19 de abril de 2010

LA SANTA SÍNDONE Y LA IMAGINACIÓN DESBORDADA


Estamos inmersos, por si ud. no lo sabía, en pleno período de ostensión del “santo sudario de cristo” ó lo que es lo mismo, de la “sábana santa de Turín”. Bien afanados que andan en Turín con la exhibición del sagrado paño, mientras los hosteleros turineses se frotan las manos. Misas piadosas, donativos, devoción y muchedumbres de fieles, ingredientes indispensables de todo buen caldo fervoroso y que no deben faltar en un acto de ésta envergadura. Aquí en España se frotan las manos las empresas de autobuses y las productoras de programas de misterio, que no se pierden una para mantener la fidelidad de la feligresía. En fin, que más voy a decir, ¡todos/as contentos/as!
No en vano, para el creyente, no hay otra prueba más fiable de la resurrección de Cristo que éste venerado pañolón. Impresa en tela, está la imagen del divino redentor, según quienes defienden la autenticidad de la cosa. Tanto ha dado el tema, que hasta se ha creado una nueva seudociencia (como si hubiera pocas) de proporciones bíblicas que hasta ahora, demostrar no ha demostrado nada, pero que se afana con sinpar espíritu en buscar allende del conocimiento humano la prueba irrefutable de la veracidad del objeto. Esta imaginativa creación llamada sindonología es sustento y granítico pilar de la piadosa reliquia. Toda una ciencia para investigar, experimentar y teorizar sobre sólo un objeto, esto ya en sí es una auténtico milagro, ¡no me lo vayan a negar! ¡Cómo la teología! ¡No como geólogos/as, biólogos/as ó químicos/as, astrofísicos/as que necesitan un universo entero y bien complejo!
Pero en la sindonología, se concitan las voluntades de un devoto círculo cerrado de custodios intelectuales que ofrece numerosos congresos, opíparas comidas, pomposos discursos y encedidos debates que nunca llegan más allá de los límites del precioçísimo objeto.Y es que si hay algo tangible que sustente a la fe, hay que echarle mano sea como sea ¿ó no?
Cualquier persona de ciencia plantea una hipótesis con las dos opciones posibles, verdadero ó falso, después se buscan medios para refutarla mediante la experimentación para llegar así a comprobar y plantear una ley de funcionamiento ó constatar su posible veracidad. En la sindonología se da el ¡oh febril milagro! de hacer el camino al revés. Primero se plantea la veracidad de la cosa que es la siguiente, la imagen es sin duda alguna la de nuestro señor jesucristo y ya nos irá dios iluminando el camino para demostrarlo. Un nuevo método científico sin duda.
En otro artículo de éste blog, hablábamos de la poderosa y prolífica industria de las reliquias en la Europa medieval. En honor a la verdad hay que decir que la sábana de Turín es uno de sus mejores logros, incluso el único que ha llegado hasta nuestros días en tan buen estado de forma y concitando la credulidad de la feligresía. Otras reliquias textiles de corte similar han ido perdiendo fuelle con los años, pero ésta permanece firme como una roca en cuanto a la veneración, llantos e hincadas de rodillas cuando se la ve en manos del párroco ostensor.
En todas las reliquias se podía observar la imagen del crucificado, a veces sólo el rostro. Los antiguos coleccionistas, ricachones y mecenas de la época se vanagloriaban y jactaban de disponer de su propia tela de la resurrección, tanto que llegaron a ser hasta doce los resucitados por obra y gracia de nuestro señor. ¡Los caminos del señor son insondables!
Y es que resucitar no debe ser flor de un día porque desde que supuestamente lo hiciera el hombre de la sábana, hasta hoy no se conoce otro caso, salvo (que yo sepa) el del ex-diplomático y amigo de Roldán, Francisco Paesa, pero ese no ha dejado ni sábana impresa. Y de nuevo como ínfima hormiga que soy, grito en el desierto ¡dios mío! ¿No podías haber dejado la sábana claramente impresa para que quedara probada sin reparos la resurrección? Así no estaríamos inmersos en estos interminables derroches neuronales que tanto nos arroban.
Y es que pese a los denodados esfuerzos y el irreprochable pundonor demostrados por los bienintencionados sindonólogos, el pintor (porque parecer ser que fue un habilidoso pintor ó incluso protofotógrafo porque utilizó una novedosa técnica para obtener la imagen quemando químicamente la tela) de la piadosa reliquia medieval se dejó una serie de detalles que hacen del lienzo la inequívoca obra de una mano humana, muy humana diría yo.
En el preciosísimo lino de turín se observa a un agraciado varón de considerable estatura, en piadosa postura ocultando lo que hubiera sido un dato de inequívoco de su divinidad, como son sus partes pudendas. ¡Oh milagro! ¡Que el finado amortajado viene a ocultar sus varoniles atributos! Se explica que, de no ser por éste requisito exigido por las castas costumbres de la época, el cadáver no requeriría de tanta largura en sus extremidades superiores ¡pardiez! Obsérvense con detenimiento la longitud de los brazos y de los dedos de la mano. Aquí ya se advierte un extraño tufillo a doctrina puritana que “tira patrás”, pero prosigamos.
En un cadáver en el que habían aparecido los síntomas de rigor mortis, según los científicos datos que aportan los textos evangélicos, ¿Se podrían colocar los brazos precisamente tapando las partes pudendas? ¡He aquí otro milagroso hecho divino!
Las extremidades de la figura, para poder tapar lo dicho, deben estar como los de un legionario en posición de formación (alineados con el plano del pecho) y no descansando sobre la superficie del sepulcro, donde descansaba el resto del cuerpo como era de suponer. Y si tienen interés pueden observar algún cadáver (cosa que desaconsejo, ¡queda dicho!) y ver como se disponen las manos del difunto/a sobre el vientre. Y es que a más no llegan (salvo que se trate del inspector Gadchet). Y si no hagan la prueba sobre la cama y me cuentan. También pueden observar la pródiga imaginería se cristos yacentes, ninguno necesita llevar las manos a las susodichas partes (será porque las llevan salvaguardadas de la vista de la plebe). Digamos que los brazos de la figura de la sábana (en caso de que fuera real) deberían estar pegados a la parte superior del sudario y no a la inferior sobre la que descansaba. Dificultosa posición, ¡incluso para un cadáver! Y encima éste tiene los codos generosamente abiertos.
¿Han observado el cabello? Ahí está, como si nada hubiera sucedido, peinado graciosamente a cada lado del hierático rostro. ¿No debiera estar caído siguiendo la ley de la gravedad? Es de suponer, ¡claro!, siempre y cuando el cabello no adquiriera también rigor mortis, que es como si le echaran laca como a uno de los Bee Gees y se quedara así “pa siempre”.
Y no voy a entrar en lo que ya casi todos/as conocemos, que la datación del carbono 14, por tres laboratorios distintos, arrojó como resultado que la reliquia era del siglo XIII ó XIV ó que recientemente, en octubre de 2009, unos científicos han reproducido fielmente y con los recursos de la época (s XIII-XIV) una reliquia igualita a la que ahora se exhibe en Turín.
Tampoco voy a entrar en la anormal proporción de la cabeza con respecto al cuerpo (por pequeña quiero decir), ni en que la cabeza parece una pieza de puzzle aparte del cuerpo, ni en la extraña largura del cuello, ni en los clavos de las muñecas (en contra de toda la imaginería cristiana de todas las épocas y hasta de los propios evangelios), ni en las increíbles hazañas que llevaron la portentosa reliquia desde Judea, en el año I hasta donde hoy se venera.
No creo interesante continuar dando más detalles, puesto que siguiendo el principio científico de la experimentación, si no cumple todas las hipótesis de partida, es que es falsa, como así sucede con la sábana.
¿Esto quiere decir algo? No. Los/as que creen en la reliquia seguirán creyendo, porque que es la fe sino creer en algo, aunque todo lo demás indique que es imposible…pues eso. Como los sindonólogos hacen, acomodan la doctrina a los nuevos descubrimientos y se olvidan las anteriores pamplinas divulgadas a bombo y platillo ¡Y ya está! ¡Todo está inventado en éste negocio! ¡Para qué improvisar más! Ahora hay otra prueba más de la veracidad de la síndone, un cristo crucificado para procesionar en semana santa hecho a imagen y semejanza del de la sábana santa y mientras más sangre mejor, como la película de ese nuevo icono del cristianismo hollywoodiense, Mel Gibson.

¡Dios concluye tu interminable baja y envíanos una reliquia en mejores condiciones para no dudar de ella!

domingo, 11 de abril de 2010

SINE LABE CONCEPTA


Pasaba una cofradía de semana santa, porque a mí me gusta ver procesionar las imágenes en éstas entrañables fiestas populares. Será un poso que me ha quedado de mis antiguas aficiones, pero en fin, que le vamos a hacer. Un nazareno portaba una bandera, una especie de estandarte en el que figuraba una frase, un lema católico de primer orden “Sine Labe Concepta”. Viene a decir, “Sin Pecado Concebida”. Se refiere a la virgen María, la madre del Jesús evangélico. La expresión se las trae, menos mal que la ponen en latín. Sin pecado concebida, quiere decir lo que dice, sin más y en éste caso se agradece la claridad, no como en otras ocasiones. Vamos a ver. Si la virgen María fue concebida sin pecado ¿a cuántas mujeres más, les ha pasado lo mismo? Pues que yo sepa a ninguna. Es decir, que fue la única según las sagradas escrituras, ¡claro! Por tanto, si fue la única mujer concebida sin pecado, el resto de hembras de la historia, las que fueron, las que son y las que serán, han sido concebidas ¡en ese pecaminoso y lascivo acto de ayuntamiento carnal! ¡En pecado!
Intentemos imaginar la escena, un ángel alado aparece en la alcoba privada de María y (ella acostumbrada a ver ángeles no se asusta), en otras versiones llega acompañado de un palomo blanco, (cuantas alas en tan poco espacio) le anuncia que es llena de gracia y se supone que por obra y (de nuevo) gracia, porque no hay detalles más explícitos, queda fecundada en el acto. No hay acto carnal y continúa conservando su virginidad intacta ¡Oh sublime milagro! Lo que hubiera ganado el mundo médico con éste esplendoroso sistema de fecundación, lo digo por las incontables clínicas que se dedican a la cosa esa de la fecundación y que cada año se devanan los sesos en mejorar los sistemas actuales. Pero cuando dios se pone manos a la obra, no tiene obstáculos, ya se sabe. Por tanto María queda fecundada sin contacto carnal (¡qué hermosa expresión!). Al resto de hembras humanas, que yo sepa (y sin mayor conocimiento teológico), no hay otra forma de fecundarlas que no sea con el susodicho contacto carnal, bien en un catre, cama, pajar, era ó incluso en el campo. También se conocen extraños casos de concepciones a través de una reja. Ahora existe la fecundación “in vitro”, pero como la iglesia no la traga mucho, entendemos que la concepción de la madre de cristo no fue de ésta manera.
¿Pero cómo se concibe en pecado? Pues como lo hacemos el común de los mortales, pero ahorraremos detalles, pues no es objeto de éste blog tal enseñanza, aunque si alguien está interesado que pregunte. Y digo yo ¿Porqué pecar es tan bueno para la salud, según los especialistas ahora argumentan? El sexo alarga la vida y es imprescindible para la salud mental. Cosa, por otra parte, que los que pecamos comúnmente y con toda la frecuencia que podemos ya sabíamos, por supuesto. Eso es lo que se llama también ciencia infusa, pero popular, no la confundamos con la otra ciencia infusa por la cuál algunos vienen con la Summa Teológica implantada en el chip al arrivar a aqueste mundo pecador.
Pecar para la iglesia es algo objeto de reprobación y sólo se admite su limpia en el confesionario, aunque ya no va nadie a confesarse ¡Qué pena más grande! ¿Ya no quedan pecadores/as? ¡Cómo cambian los tiempos!
Ahora nos resulta hasta grotesco, pero aún muchas mujeres viven con ese pesado software insertado en su cabeza, lastrando lo que podía haber sido una vida libre de prejuicios y de perjuicios, por algo tan simple como el “Sine Labe Concepta”. ¡Casi ná! O sea que ayuntarse con el marido ó la mujer, aunque sea para concebir hermosa descendencia es una indecencia, es pecado porque hay contacto carnal, ¡Qué sutil pensamiento! Y ya no te digo nada si te ayuntas ó amancebas sin que haya un matrimonio canónico de por medio ¡Pecadores, pecadores! No hay escapatoria.
¿Qué les pasa a los presbíteros con la virginidad? ¿Qué les turba? La virginidad ha causado estragos en los anales religiosos, millones de mujeres han sufrido castración de su libertad. ¿Porqué? Porque perderla sin cumplir los estrictos rituales eclesiásticos, era y es para los acólitos una vergüenza pública. Las que pecaron tuvieron que llevar el “sanbenito” de ser madres solteras, marcadas por el oprobio y por unos valores tan absurdos que por muchos esfuerzos que hagamos no nos entran en la cabeza. La moral católica que es asín, sentencia aquél.
El libertinaje para la iglesia es como un subproducto de la libertad con mayúsculas. Cuando se goza del éxtasis del sexo en libertad se incurre en libertinaje, que es como una retorcida y torticera subversión de todo lo bueno. ¡Míralos ayuntados como bestias! Pero Padre, ¡Mire que bien se lo pasan! ¡Cálla y no mires, no seas indecente! Casi era mejor pecar que caer en el libertinaje (dicho alargando la jota queda muy bien, como un notable inquisidor). Había que ir sin mácula al matrimonio. Por eso la virgen es la inmaculada concepción, es decir, concebida sin mácula, sin pecado y volvemos al principio.
Cuantas responsabilidades y obligaciones sobre las espaldas de la mujer. No debe provocar el pecado (en la pura cabeza del varón), ni por supuesto pecar. Ir virgen e inmaculada hasta el matrimonio y luego peca que te peca, pero sólo con el noble fin de concebir descendencia.
A estas alturas, ya no sé si estoy pecando ó no cuando me ayunto con mi mujer ó incluso cuando pienso en hacerlo. ¿Alguna vez me importó? Je,je,je. ¡Pues no! Es que éste carajal no hay quién lo entienda, por eso hacemos lo que más nos conviene a la salud que es darnos un gusto cada vez que podemos ¿ó no? ¿Y lo del examen de la virginidad? Eso se lo dejaremos a los de la insolación en la cabeza…
¡Dios sal de tu inacabable baja y mézclate entre nosotros para darnos un cursillo homologado por la UE sobre eso de concebir sin pecado!

domingo, 4 de abril de 2010

LA ENTRADA EN EL ABSURDO

Ha pasado la Semana Santa. Y haciendo reflexión interior, como mandan los cánones, he recordado un episodio sucedido en la noche del viernes santo, mientras admiraba las tallas esculturales que atravesaban delante de mi. Esculturas de madera elevadas a los cielos por los esforzados costaleros. Noble esfuerzo porque, aunque en realidad no llegaban a los cielos al menos ponían todo su corazón en el intento y eso no deja de ser altamente loable. Eso de ¡Al cielo con ella! encoge el corazón, aunque como toda metáfora no pasa de eso, de ser una metáfora, porque del suelo no pasa por más saltos que den los costaleros, que como digo ponen todo su corazón en ello.
Como decía (que me pierdo) me sucedió un episodio de lo más gráfico. Una madre nos comentaba como su hija pequeña (de unos 5 años) le daba muchas vueltas a las cosas en la cabeza. No dejaba de preguntar cómo era posible que hace sólo tres meses estuviera poniendo al niño jesús en el portal y ahora ya estaba muerto y enterrado. ¡Cómo crece tan rápido el tierno infante! Muchas preguntas vienen a nuestras atribuladas mentes, casi tantas como a la pequeña. ¿Cómo? La madre confesaba que a muchas preguntas sobre la panoplia de personajes y hechos que pueblan el universo cristiano no tenía respuesta. Y mi mente analizaba y analizaba. Echando mano de la siempre útil “Navaja de Ockham” llego a la siguiente conclusión. No hay explicación, ¡Pues porque no la tiene! Cuando algo no tiene explicación ¿qué hacemos? No cuestionamos el hecho y hacemos lo que se llama “Acto de fe”. En ese cajón de sastre caben las decisiones de nuestros/as jefes/as de “esto es así porque lo digo yo”, la que nos decían nuestros padres y madres cuando ya los teníamos hasta las cejas, las de los gobiernos, las de la frutera de la esquina y hasta la del madero de turno que nos detiene para alegrarnos el día.
Y por supuesto que también entran de lleno los actos de fe en el mensaje evangélico. Con esa poderosa arma creemos en querubines armados con espadas flamígeras (que atrasados van en eso de la industria armamentística en el cielo, les vamos a dar un cursillo y verás tú), en hijos no concebidos como todo el mundo, es decir ¡en la cama puñetas!, en olorosos cuerpos resucitados ó incorruptos, en sangres licuadas cada fecha señalada (¡menudo frigorífico! y ¡ecológico oiga!), en sábanas santas que resisten cualquier prueba, análisis y control de calidad en su contra (¡eso es una tela y no las que nos venden ahora! Que se hacen un siete al primer tirón, ¡claro están echas en China!), en que hacemos como que nos enteramos de la misa del papa en latín vernáculo (¡Cómo en la torre de Babel! Uno habla en latín y los demás miran extasiados fingiendo como si se enterasen de algo. Y digo yo ¿el papa comentará en latín con su secretario el resultado del partido de fútbol presbíteros contra monaguillos? ¡Me gustaría escucharlo pardiez! ¡Me reconcome la duda, oye!), en apariciones de la virgen envueltas en ¡oh! aromas a rosa (¡Ay que juego da la fermosa florecilla…según quién la porte, claro!), en posesas exorcizadas que gritan como un venao en la berrea, en que de tres peces sacaron comida para un regimiento hambriento (que caiga del cielo un milagroso cesto multiplicador de panes para “los pobres del mundo” ¡oiga! Eso es más práctico que tanta oración), en ciegos que vuelven a ver los colores del mundo (Parece ser que, según las crónicas, fue el primer oftalmólogo colegiado a divinis. A ver si vuelve a abrir la clínica porque en las mundanas cuesta un pastón arreglarse la vista), en que algo tan manejable como el astro sol detiene su viaje diario para satisfacer el espíritu guerrero de los israelitas (a ver si lo pueden hacer ahora ¡anda…!), en ¡oh gráciles levitaciones! (que nos enseñen el método que ¡verás tú el mercado de la aviación comercial!), en fín podríamos continuar y continuaremos, pero no es menester ahora adormecer las ya de por sí debilitadas conciencias, al menos eso es lo que dice la venerable institución eclesiástica.
Nuestra pequeña del inicio, comienza ahora a cuestionarse lo absurdo, ella no lo hace por eso, sino porque simplemente no acierta a comprender lo incomprensible. Poco a poco tendrá que hacer continuos actos de fe para concluir con el software convenientemente adaptado al disco duro y proceder a la entrada en el absurdo. Espero que no pierda esa natural característica del ser humano, la de cuestionarlo todo para poder desprenderse de capas, como la cebolla y poder llegar así a la verdadera esencia del ser humano.
¡Dios baja al mundo terreno y acalla las fauces del presbítero papal (*) que la va a montar gorda el muy ppffff….!

(*) Recientemente el único monje que puede darle sermones al papa, la ha “liaoparda” comparando la “persecución que sufre la iglesia” por las acusaciones de casos de pederastia con la presecución sufrida por los judíos. ¡Si es que los traiciona el consciente! Me imagino al papa medio adormecido en el sermón y dando un respingo al escuchar al pater soltar la fresca y exclamando en latín "UT TACEAM ISTUM HOMINIS PER DEUS" (¡Qué callen la boca a ese hombre, por dios! )