miércoles, 23 de diciembre de 2009

HAY QUE VER LO QUE DA ESE PRODIGIOSO CEPILLO...(Parte I)

El Papa momentáneamente cegado por un mal viento mundano. Cosas de la crisis.

Ahora que es Navidad no hay mejor momento para hablar de dineros que éste. Y es que hay que ver lo que multiplica el cepillo los dineros eclesiales, tanto que yo me voy a pedir uno para los Reyes Magos, pero no se lo digan a nadie.

En el rebaño de Cristo desde sus más piadosos orígenes, se enfrentaron dos corrientes que acabarían coexistiendo a la fuerza, de la mejor manera posible. Eran las dos caras de la misma moneda ó si se prefiere, los dos polos del mismo imán. Vamos, como hoy en día los de izquierdas y derechas, del Sevilla y del Betis, Madrid y Barcelona, Oxford y Cambridge, Zipi y Zape, la polaridad, etc, etc. Una corriente era fiel al mensaje de pobreza y entrega al más necesitado, en donde no había suficientes lugares en aqueste perro mundo para dejarse los pellejos, dando la cara por los desarrapados que precisan de aferrarse a una tabla de salvación. Eran y continúan siendo los herederos de Jesucristo el esenio, el del mensaje desprovisto de ropajes y florituras, el que ayuda sin pedir nada a cambio, sobre todo a los que lo necesitan para buscar dignidad, no caridad. Eso sí, con una mano predicaban un tierno mensaje y con la otra, sin darse cuenta ó al menos eso debemos pensar, acababan con la esencia de los pueblos integrándolos de paso en la nómina de los sometidos al gran sacro imperio. Nos surge la pregunta ¿Por qué se dejaron convencer tan rápidamente? Pues, porque no tuvieron más opciones. Era conversión ó …..Pero eso es otra historia.

Hubo otra corriente del cristianismo, la triunfadora a lo largo de la historia y que entendió el mensaje como una oportunidad de negocio y de implantar un orden convenientemente acoplado con el poder establecido. Esta corriente desde un primer momento comprendió el alcance de un mensaje nuevo (en su época) y que habría de cambiar la faz de occidente. Con la precisión digna de un relojero suizo trazaron un plan de inserción en los poderes terrenales y por ende en la acumulación de poder y de riquezas. Desde entonces, aproximadamente siglo II y hasta hoy, su largo brazo se ha extendido por allende pudiera.

Analizaremos la escasa arraigambre, de ésta corriente, con la pobreza original del “maestro” y de los primeros seguidores, no en vano han seguido fielmente aquél otro mensaje de la parábola de la multiplicación de los talentos. Hoy sin duda tienen mucho más que cuando comenzaron el penoso caminar en el valle de lágrimas recolectando peces en Tiberíades. En esto han sido fieles al Gran Jefe.

Hoy la Iglesia acumula riquezas de valor incalculable y en ellas, no consideraremos los monumentos como catedrales, iglesias y demás, que son patrimonio de toda la sociedad a razón de lo que perciben del erario público por su “conservación y mantenimiento”. Está claro que son un patrimonio de todos/as y que además proporcionan beneficios a toda la sociedad. Además son una parte indisoluble de nuestra historia, como la mezquita de Córdoba y la Alhambra.

Vamos a referirnos a los más preciosos dineros, contantes y sonantes. Desde los que se perciben del cepillo, de la colecta dominical, subvenciones, conciertos asistenciales y educativos, declaración anual de la renta, accionariado en empresas constructoras, bancos, cajas de ahorros, inversiones bursátiles y exenciones de impuestos. Un poco más y nos sale un santo rosario de métodos recaudatorios. ¡Catorceavo misterio, de cómo aligerar la bolsa de la feligresía y multiplicar los talentos!

Pero la acción recaudatoria se vertebra en innumerables asociaciones benéficas, órdenes y congregaciones religiosas, institutos de vida consagrada, instituciones y por fín el tronco materno del invento, la santa madre iglesia a través de sus curias episcopales, arzobispados, parroquias, cabildos catedralicios, diócesis, entidades, fundaciones religiosas y lo que te rondaré morena.

La santa madre iglesia es accionista: Cajasur de Córdoba, Caja de la Inmaculada de Aragón, Caja Círculo de Burgos, Cajasol de Huelva y Sevilla y Banco Popular.
Hasta su disolución en el año 2008 era accionista a través de Umasges, una sociedad del tipo SICAV (tributan sólo un 1% sobre los beneficios) creada para las inversiones accionariales en Telefónica, Inditex (Zara), Endesa, BBVA, Indra, Mapfre, Altadis, la constructora Detea, Repsol YPF, Banco Santander Central Hispano, Campofrío, Sos Cuétara, Ebro Puleva, Fadesay, Zeltia, La General Motors, Fiat, IBM y Disney. Estas cuatro últimas corren a cuenta de la Santa Sede. La cartera de valores gestionada a través de Umasges obtuvo unas plusvalías, en el año 2006 de 304.000 € según datos de la CNMV. Umasges llegó a controlar participaciones en bolsa valoradas en más de 10 milloncejos de euros en la última década.

A través de otras SICAV denominadas Vayomer y BI Grand Premiere (según datos del año 2006) poseía una cartera de valores hasta el año 2008 con acciones en Endesa, Iberdrola, Unión Fenosa, Santander y Telefónica. También en valores bancarios extranjeros como Allianz, BNP Paribas, Royal Bank of Scotland o Lloyds. La Iglesia es la accionista mayoritaria en la Mutua Umas. Pero ahora y con la crisis arremangándose los puños, las otrora rentables sociedades de inversión han debido echar el cierre, sin duda por la intervención de la larga mano del maligno, que ha querido soliviantar la multiplicación de beneficios por la actual crisis financiera.

Ahora la diversificación del patrimonio eclesiástico se ha refugiado en la renta fija y más reducida en la variable. Es el olfato divino sin duda, que asesora con singular precisión y piadosa devoción. Aunque el olfato anda algo desnortado y si no que se lo cuenten a los impositores de Cajasur, otrora joya de la corona obispal cordobesa y hoy desamparada de la mano del Altísimo y objeto de la rifa más mundana. Porque ésta caja está en proceso de fusión por una ¡Gestión Divina!, sin duda alguna. (continuará....)

jueves, 17 de diciembre de 2009

¿POR QUÉ DOBLAN LAS CAMPANAS?

El noticiario vaticano no para de echar humo, blanco por supuesto, ante la avalancha de noticias que les llegan desde su estado-hermano-hispano. Día sí, día no, éstas noticias, se van haciendo más habituales que Ronaldo en los telediarios. Partes en la radio, conversaciones, corrillos y comadreos no dejan de traer y llevar sobre comentarios, dimes y diretes de los delegados y representantes de su Santidad y por divina delegación, de Dios mismo. Y es que Dios, al estar de baja, (tesis que mantiene éste humilde blog), delega y delega hasta que el rebaño marcha ya desperdigado por esos andurriales que el mismo ha creado.

Su misma santidad va lanzando anatemas sobre crucifijos, crucimóviles, genética sanitaria, huevos y cigotos. Sus purpuradas eminencias dale que te dale contra cívicas asignaturas de educación en las aulas. Pareciera que las huestes del Altísimo, del Omnipotente, del Omnisciente, han emprendido una nueva cruzada contra el Maligno encarnado en la figura de ZP y sus muchach@s y de paso contra los que anden menudeando por detrás.
Pero hay un hecho que destaca sobre los demás por su acusada piedad hacia un anónimo desfavorecido. En Jaén, también pagos de nuestro Señor, un vecino aquejado de tímpano débil que vive junto a la catedral, hace años tuvo la ocurrencia, de denunciar el “altísisimo” ruido con que la llamada a maitines, tercias, sextas y nonas hacía el obispo cuando echa las campanas al vuelo. Y vámonos que nos vamos, el caso es que tras muchas instancias, demandas, recursos y aburridas gestiones ante eso que llaman administración de justicia (no la divina, esa sería otra), pues ha ganado y le dan la razón al buen señor. ¿Cómo? Sí, que ha ganado el juicio contra las huestes divinas. Pero, ¿por qué Dios no ha buscado un gabinete jurídico mejor? ¿Es que no tiene donde elegir? ¿Es que no conocía en su suma y eterna sabiduría lo que se iba a sentenciar? Complejas y sesudas cuestiones que como siempre nos abrasan nuestras cortas y limitadas entendederas.
El caso es que lo que no puede la justicia, los cruzados de Cristo van como en Fuenteovejuna, todos a una, y se pasan por el “arco del triunfo” la terrenal sentencia. ¿Por qué? Pues por una buena razón, porque los campanazos son una vetusta y abigarrada tradición ibérica. ¿Y qué son las tradiciones? Pues un rito transmitido de generación en generación. Y digo yo que cuando los paganos creían en el César romano ó en el brujo de la tribu, ó en la piedra hincada, esto es antes de que llegaran los cristianos, habría otras tradiciones como golpear un cencerro ó hacer una hoguera. ¿Y si un romano “hibernado” nos pudiera visitar hoy día? Seguro que diría ¡Coñum y la imagen del César Augusto! ¿Qué no hay matanza de gladiadores, que no hay sangre humana desparramada por el coso? ¡Pos vaya aburrimiento!


¿Y cuando llegó Al-Andalus?, pues en ocho siglos daría lugar a consolidar otras costumbres. Esa es la magia divina en éste florido vergel que es su viña (¡la de Dios, claro!).


Pero ahora la costumbre es la del tañer de campanas, que por cierto escasa repercusión tiene entre la feligresía, que en tan flaco número acude a la audiencia del sermón correspondiente. ¡Pero es que la tradición que mantienen a macha y martillo algun@s feligres@s va en contra de la ley del hombre! ¡Complejo dilema! ¡Dios envíanos sabiduría para desfacer éste nudo de Ariadna! ¡Peregrinaremos fincados de hinojos a Fátima si hace falta!


¡Ni nudo ni gaitas! ¡A escuchar las campanas y no se hable más! A doblar, a doblar, ¡Qué hermoso cuando doblan a difunto! ¡Qué febril infusión de sobrenatural y espiritual alegría nos embriaga, pardiez!


¡Dios deja ya la baja y crea una divina comisión de angelicales asesores para que elijan con más acierto los gabinetes de abogad@s!